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LA NALAXONA, EL ANTÍDOTO CONTRA LA SOBREDOSIS DE HEROÍNA.

Todas las formas de inyección tienen un riesgo de sobredosis que se estima mata a más UDI que VIH.

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Para reducir el riesgo de padecer una sobredosis es recomendable

  • Siempre que se inyecte lo haga en compañía de alguien de confianza.
  • No mezcle sustancias, especialmente alcohol, metadona y benzodiacepinas.
  • Tener en cuenta el factor de tolerancia, sobre todo si se acaba de salir del hospital, de la cárcel o se está teniendo una recaída. De llevarse días sin consumir la tolerancia a la sustancia habrá disminuido, es necesario reducir la dosis habitual.
  • Si se cambia de jíbaro/a o se sospecha que la sustancia ha sido modificada es recomendable catarla primero ya que su pureza puede haber variado. Se debería probar primero una dosis pequeña.

Cómo reconocer una sobredosis de heroína (estos síntomas pueden aparecer aislados)

  • Está inconsciente.
  • Tiene labios y puntas de los dedos azules.
  • Tiene las pupilas puntiformes (muy pequeñas, a veces casi como la punta de un alfiler).
  • Tiene pulso y respiración débil.

Qué hacer en caso de sobredosis

  • Siempre, en primer lugar, llamar a la ambulancia.
  • Si la persona no responde o responde levemente y tiene pulso:- Estimularla primero verbalmente, después tocándola y si no reacciona ejercerle un dolor intenso y puntual
    (en el esternón, detrás de las orejas). No golpear o echar agua.- Si se logra despertarla, evitar que vuelva a dormirse hablándole y obligándola a interlocutar.- Ponerla en posición de seguridad:
Posición de seguridad

Posición de seguridad

Fuente: Biblioteca Nacional de los EE.UU., Medline Plus Enciclopedia Médica. www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish
  • Si no tiene pulso o el pulso es muy débil:

– Cerciorarse que nada interfiera en la respiración.

– Dar respiración boca a boca cada cuatro segundos.

  • No dejarla sola.
  • Informar al personal médico de lo que ocurre.

Sobredosis de heroína-cara A

Sobredosis de heroína-cara B

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Técnicas de inyección higiénica

No existe una inyección segura de drogas ilícitas o de medicamentos sin prescripción médica, aunque es posible reducir el daño causado por esta forma de consumo de Sustancias Psicoactivas (SPA):

  • Dada la persecución, fuerte estigmatización y, en muchos casos, falta de recursos que padecen las personas usuarias, los lugares de consumo a menudo son muy precarios, ocultos e insalubres. Es recomendable hacerlo en lugares con luz, agua corriente y de fácil acceso en caso de emergencia.
  • Una inyección higiénica no perjudica al receptor ni produce desechos que puedan ser peligroso para otras personas.
  • La inyección higiénica comienza con la preparación de la zona de inyección. Las personas usuarias necesitan incorporar hábitos de higiene que son de mucha importancia para reducir los riesgos asociados al uso de SPA inyectables y evitar la transmisión de VIH y otras infecciones como hepatitis.
  • La superficie donde se va a preparar el material de inyección debe estar bien limpia, ya que los virus de la hepatitis C pueden sobrevivir en una superficie largo tiempo.
  • Limpiarse las manos y la zona en la que se va a realizar la inyección, reduce altamente las posibilidades de infección. Para ello se recomienda lavarse las manos con agua y jabon, además de la zona de inyección con una toallita de alcohol.
  • El material de inyección debe usarse una sola vez. Ni compartir, ni reutilizar. No hay ningún método totalmente efectivo para matar los virus, por tanto jamás se recomienda limpiar el material, aunque de ser así aquel hervido con agua no es suficiente. Sería necesario limpiar la jeringa con cloro y con agua consecutivamente, un mínimo de tres veces.
  • Algunas drogas vienen como polvo o tabletas (que las personas usuarias muelen para convertirlas en polvo) que diluyen en agua para así tornarlas inyectables. Es recomendable calentar la mezcla con el fin de disolver totalmente partículas que inyectadas al organismo también dañan órganos vitales. Sin embargo, la inyección de una solución caliente puede causar daño a las venas. Por ello, es importante dejar enfriar la solución antes de inyectársela.
  • Una vez preparada la solución se debe filtrar para quitar algunas partículas sólidas que puedan tapar la jeringa. Se pone la aguja en el filtro y se llena la jeringa haciendo pasar la solución a través. El filtro ideal tiene que ser estéril, de tamaño adecuado y no debe desmenuzarse fácilmente.
  • La manera más recomendable para puncionar la vena es con el hueco de la aguja hacia arriba, insertando la aguja en la vena en un ángulo de 45º y retirando un poco de sangre para comprobar que la aguja está en vena.
  • En caso de utilizar torniquete, evitar sea muy delgado para no lastimarse cuando lo ajuste, sino de un material elástico fácil de retirar. No compartir y en caso de reutilizar limpiarse debidamente, puesto que restos de sangre son susceptibles de convertirse en fuente de infección. Desatar una vez comprobado que la aguja está en la vena y antes de inyectar la sustancia.

Puntos de inyección y sus riesgos

Del uso de drogas inyectables se han identificado tres tipos principales de vías de administración: intravenosa, intramuscular y subcutánea.

Las personas UDI prefieren por vía intravenosa, dado el rápido efecto producido. La droga entra a la sangre directamente y llega veloz al cerebro despertando una sensación (excitación) muy intensa. No obstante, esta vía de administración trae riesgos significativos: primero, el riesgo de sobredosis es más elevado que por otras vías, ya que la dosis entra completa al cuerpo en un solo lapso muy rápido. Además, la inyección intravenosa abre un acceso a la sangre que puede permitir la entrada de bacteria o virus.

Aunque la vía intravenosa es la más popular existen personas usuarias que inyectan por vía subcutánea o intramuscular. Estas vías tienen sus propios riesgos.

Los riesgos que toman las personas UDI al inyectarse dependen también del punto del cuerpo en el que lo hagan, por eso es importante examinar puntos alternativos y tipo de inyección:

  • Dirección del flujo de sangre: es importante entender que las venas regresan la sangre al corazón y los pulmones donde colecta oxigeno que es transportado por las arterias hacia el resto del cuerpo. Las venas contienen válvulas para facilitar la circulación. Si la inyección se aplica en contra del flujo de la sangre puede causar daño a las venas, al afectar la circulación de la sangre lo cual se puede manifestar en sangrado fuera de lo normal.
  • Inyectarse siempre en la dirección en que fluye la sangre, es decir, hacia el corazón, para evitar la formación de coágulos que puedan impedir la circulación sanguínea.
  • Inyectarse siempre en venas, nunca en arterias o nervios, ya que esto puede terminar en infecciones, abscesos y hasta la muerte. Las venas siempre están más cerca de la superficie y su sangre es más oscura que la de las arterias, no se debe inyectar en el cuello ni en el vientre ni en las ingles. Son lugares peligrosos.
  • Tener a mano algo limpio para parar el sangrado, que no haya sido usado por otra persona ya que los virus de la hepatitis C sobreviven en superficies durante largo tiempo. Este procedimiento es central para evitar el contagio, a menor sangrado, menor riesgo de infecciones. Además, cuanto antes se cure la zona, más rápido puede volver a usarla.
  • Hay que limpiar los puntos del cuerpo donde se va a inyectar utilizando una toallita de alcohol, mediante movimientos circulares desde el centro de la zona (punto de inyección) hacia afuera.
  • Inyectarse en etapas permite tener un mayor control del proceso y evitar la sobredosis.
  • Recomendable utilizar la aguja más pequeña posible para limitar daños en las venas y piel.
  • Después de una inyección todo el material puede estar infectado con VIH, hepatitis o bacterias. Idealmente la persona usuaria desechará parafernalia de inyección en contenedores especiales (guardianes) para material contaminante.
Venas adecuadas para la inyección
Fuente: Harm Reduction Coalition. Getting Off Right- IDU Safety Manual.
Disponible en www.harmreduction.org

Brazos: La facilidad de encontrar venas los hace puntos frecuentes de inyección, además es la zona de menor riesgo. El problema de estas venas es que resultan más difíciles de encontrar debido al reiterado daño que sufren luego de inyecciones constantes y focalizadas. Por esto se recomienda rotar los puntos de inyección utilizando ambos brazos además de escoger los puntos más fáciles en cada brazo, teniendo en cuenta que una vena tarda, por lo menos, dos días en reponerse.

Para la aplicación intravenosa también es recomendable que personas usuarias utilicen las jeringas más pequeñas (de insulina, por ejemplo) y nuevas, lo cual ayuda a reducir el daño causado por inyecciones frecuentes en las venas. Si la misma vena en un mismo brazo es utilizada para inyectarse varias veces, preferible que el primer punto de inyección sea el más alejado del corazón, sin llegar a la muñeca, para evitar que aplicaciones sucesivas empujen posibles coágulos de sangre hacia el corazón de la inyección anterior que no haya sanado. Además es aconsejable que la aguja penetre en la vena en un ángulo entre 35 – 45 grados asegurándose efectivamente esté en la vena. Para ello, se tira un poco del émbolo antes de inyectar, cotejando que en el barril de la jeringa se observe sangre. Las dosis deben aplicarse empujando el émbolo muy despacio para reducir riesgo de daño a la vena.

Cuidar los puntos de inyección en los brazos contribuye a reducir el daño, evitando así que se cambie a puntos de inyección de mayor riesgo en el cuerpo. Otro problema con estos puntos de inyección en los brazos es que son muy visibles. Por el estigma que sufre la población UDI, en muchos casos se quieren ocultar las señales, inyectándose en puntos del cuerpo menos visibles pero más riesgosos.

Cómo introducir la aguja

Fuente: Harm Reduction Coalition. Getting Off Right- IDU Safety Manual.
Disponible en www.harmreduction.org

Manos: Los dorsos de las manos proveen puntos que la población UDI ha utilizado para inyectarse sustancias psicoactivas, pero en venas más delicadas y que se dañan con mayor facilidad. En este caso, la rotación de puntos de inyección y el uso de agujas con un calibre menor es importante. Retirar anillos de los dedos porque pueden obstruir la circulación (más lenta y por eso tarda más en recuperarse) y causar daño a las venas, especialmente si los dedos se hinchan después de una inyección. Los puntos de inyección en las manos son también muy visibles.

Puntos de inyección en las manos

Fuente: Harm Reduction Coalition. Getting Off Right- IDU Safety Manual.
Disponible en www.harmreduction.org

Piernas: Más peligroso que en los brazos, debido a una circulación sanguínea ralentizada, debido a la presencia de un mayor número de válvulas de regulación de la circulación que pueden ser dañadas por la inyección. El riesgo de úlceras y trombosis incrementa. Si no hay alternativa, agujas pequeñas son recomendables al igual que inyecciones lentas para reducir el riesgo de daño a las válvulas.

La inyección puede aplicarse intramuscular, aunque es menos común pero más segura. Se recomienda estar sentado/a en una silla, sin ejercer presión contra al piso con el pie y aplicársela en el área muscular excluyendo la parte interna. También hay posibilidad de padecer sobredosis ya que toda la droga entra el cuerpo al mismo tiempo con riesgo de infección, especialmente cuando se utilizan jeringas sucias o compartidas.

La inyección subcutánea tampoco es popular entre UDI, pero a veces ocurre por error y conlleva probabilidad alta de resultar en infecciones tales como abscesos. Para ambos tipos de inyección, existe riesgo de infección dado que la sustancia impura que contiene bacterias se queda más tiempo en el punto de inyección. Estas enfermedades pueden ser graves. Las más serias aparecen cuando la infección llega a los huesos o a la sangre, ya que la bacteria puede causar botulismo, tétanos o gangrena.


Inyección intramuscular en las piernasFuente: Harm Reduction Coalition. Getting Off Right- IDU Safety Manual.
Disponible en www.harmreduction.org

Pies: al igual que manos, los pies tienen venas delicadas y, por su distancia del corazón, la circulación es aún más lenta. Por eso es un lugar poco recomendable para inyección. Además por razones de higiene el riesgo de infección es mayor. Si las personas usuarias se inyectan ahí deben usar la aguja más pequeña posible y dedicar mucha atención a la higiene.

Ingle: su accesibilidad hace atractivo este punto, además permanece oculto, pero es muy peligroso. Además del riesgo de trombosis, se puede causar daño por error a la arteria y el nervio femoral ya que colindan. Además la inyección en esta parte tiene un riesgo muy alto de provocar úlceras.

Cuello: Aunque es poco frecuente, hay UDI que inyectan en la vena yugular. Este punto es muy peligroso porque al lado de la yugular está ubicada la arteria carótida. Por eso semejante inyección puede ser fatal. No hay consejo para reducir el riesgo de intervenir este punto. Resulta imperativo animar a la persona usuaria a encontrar otro punto de inyección.

Venas, arterias y nervios: las venas regresan sangre de diferentes puntos del cuerpo al corazón y las arterias la transportan del corazón a los pulmones para oxigenarla y luego al resto del cuerpo. La inyección siempre debe ser en las venas, no en las arterias ya que pueden causar la muerte. No es muy difícil saber si la aguja ha penetrado una arteria. Su sangre aparece espumosa y el color de rojo vivo (en contraste, la sangre de la vena tiene un color rojo oscuro), además puede que duela mucho. La presión de la sangre es más alta en la arteria que en las venas, lo cual dificulta el acceso de la droga al torrente sanguíneo. Si se “pica” una arteria, un nervio o fuera de la vena se debe retirar la aguja y no introducir la sustancia.

Deshacerse del material de inyección utilizado

Las personas usuarias de drogas inyectadas tienen la responsabilidad de desechar el material de inyección que han utilizado de manera adecuada, para evitar que otras personas puedan pincharse accidentalmente. Para ello, algunas recomendaciones:

  • Cubrir la aguja con su tapón. Jamás tapar una aguja que no sea propia.
  • Siempre que sea posible, desechar en lugares adecuados para ello (programas de acceso a material higiénico de inyección, hospitales, farmacias, entre otras opciones).
  • Si no es posible, usar entonces un recipiente sólido, como una botella con tapón.

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